Como docentes, necesitamos entender que la naturaleza juvenil tiene buenas dosis de rebeldía y de cuestionamiento hacia la autoridad y hacia el mundo de los “adultos”, del cual querámoslo o no, somos portavoces. Por ello, necesitamos aprender a tolerar y a lidiar con la experiencia de ser confrontados, desafiados, cuestionados. Esto no quiere decir que tengamos que aceptar faltas de respeto, humillaciones o maltrato hacia nuestra persona.

Para ello es importante que asumamos nuestro rol de docente o tutor, y no prestarlo a confusiones como las que se dan cuando damos a entender que somos “amigos” de nuestros estudiantes. Podemos reírnos con nuestros estudiantes y establecer un vínculo afectivo con ellos, sin perder nuestro rol.

No olvidemos que como docentes tenemos la responsabilidad de establecer límites claros y razonables, así como brindar un espacio de contención a los estudiantes para que éstos puedan lidiar de la mejor manera con los cambios.